Q49.11
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La Real Academia Española, en su diccionario de la lengua pertinente, establece que, optimismo es la “propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable”. En la vida práctica, ser optimista equivale a comportarse o inclinarse a lo positivo, a lo mejor que se pueda ser, hacer y/o tener. Ser positivo u optimista es esperar un futuro bueno, venturoso. Es poner todos los esfuerzos para obtener óptimos resultados en lo que se emprende. En un mundo como el actual, en el que se vive con intensidad tanto el espíritu positivo como la experiencia negativa o pesimista, vale la pena estimular la adopción de fórmulas para el afianzamiento del espíritu positivo en las personas y en las comunidades. Ese es el objetivo de esta obra.
Julián Marías, filósofo español, aclara en su Discurso sobre el espíritu positivo de Augusto Comte, que el espíritu positivo al que se quiere referir, es bien distinto al entendido por el padre del Positivismo filosófico. Para Marías dicho espíritu es “...la actitud que propende a hacer lo bueno, a retener y a subrayar el aspecto valioso de lo real. Se contrapone a lo que podríamos llamar el espíritu negativo, que busca casi siempre con afán, el lado peor de las cosas, lo que les falta, lo que disminuye su realidad, las manchas que las afean”.